En todo momento la narración te mantiene alerta ante los sucesos que vive tanto el protagonista como tú como lector. Porque locura es lo que recibe el personaje. A partir de ahí, sin que David Pinner te permita un descanso, entras en ese poblado y comienza la auténtica locura. Las primeras líneas de este libro van directas a la frente, con la narración incómoda de la aparición de una criatura aparentemente asesinada de una manera ritual. Una y otra vez me insistieron en leerla y, pese a que tenía otras historias acumuladas en la mesilla de noche, no pude resistirme ante esa sugerencia. Ya de entrada, en la misma portada, la relacionaban con The Wicker Man, pero ni con esas. Llegó a mis manos El ritual sin tener mucha idea de lo que me regalaban. Como mantenía las ganas de ir al baño porque no encontraba el momento adecuado. Veía como a mi alrededor sombras inexistentes desaparecían al fijar la mirada. Porque cuando leía esta historia me daba cuenta de cómo no conseguía encontrar la postura adecuada en la cama. Libros que, por alguna razón dejas de analizar bajo una mirada analítica y dejas que se introduzca poco a poco bajo el amparo de tu niño interior. Libros que conectan conmigo, que me impactan y, en algunos casos como este, me perturban. Hay ciertos libros que me seducen, independientemente de lo que me quieran contar. Pero me parece sumamente importante que, al abordar esta lectura, se olviden por completo de lo que vieron en la película, especialmente si no quieren llevarse una decepción enorme.Īcá pueden ver mi video reseña más detallada. Se encuentra disponible una novelización de la película (que de momento no logré encontrar), pero que posiblemente se acerque más a la idea que ya conocemos de The Wicker Man, ya que se basa íntegramente en ella. Y sé que muchos juzgan Ritual por esa diferencia, algo que me parece terriblemente injusto, considerando que el libro fue el disparador original para realizar la película, y no al revés. Por lo contrario, es una historia completamente diferente, que cuenta con algunos personajes de características bastante similares a los de la película, pero en un contexto totalmente diferente, con un foco más especializado en el resto de los personajes. Lo más interesante es que The Wicker Man no comparte casi nada con la idea original de Pinner. En poco tiempo, la película se volvió una de mis grandes obsesiones, y tan pronto me enteré de la novela estuve de cacería para intentar hallarlo. Normalmente cuando alguien acude a Ritual lo hace tras enterarse de que es el libro que inspiró The Wicker Man, la película de culto dirigida por Robin Hardy que le quitó las ganas a muchos de irse a vivir a un pueblito alejado de la ciudad. By 1969 he had written thirteen plays, including Fanghorn, Dickon, Lightfall and Eiderdown. After school and the Royal Academy of Dramatic Art, he appeared with repertory companies at Sheffield, Perth, Coventry (Belgrade Theatre) and Windsor. But, be warned, like The Wicker Man, it is quite likely to test your dreams of leaving the city for a shady nook by a babbling brook’ - The Guardian David Pinner was born in 1940. Praise for David ‘Ritual’s opulent dialogue, with the sickly richness of its countryside, and Pinner’s decaying village, can stand alone from the book’s illustrious successor. Pinner's poetic and hallucinatory sequences were transformed into Robin Hardy's 1973 film, The Wicker Man, which has enthralled and inspired generations of British movie patrons and folk-pop enthusiasts throughout the world. But when another child is murdered he knows he needs to break the spell and find the killer. As he delves deeper into the village’s mysterious way of life he finds himself becoming embroiled and seduced into their bizarre rituals, and starts to feel almost hypnotised by the community. During his short stay, he is slowly subjected to a spectacle of psychological trickery, sexual seduction and ancient religious practices. Set against an enclosed rural Cornish landscape, Ritual follows the trail of English police officer, David Hanlin, who is requested to investigate the murder of a local child. Shrouded in the same brand of mystery and contradiction that forms its tangled plot, Ritual, the 1967 debut by David Pinner is commonly recognised by cult cinema fanatics as the original seed that grew into the towering movie enigma The Wicker Man.
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